lunes, 24 de marzo de 2014

Pícaro del S.XXI


                                                                          En Sevilla, a 15 de Marzo de 2014
Al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía 
   
A la atención del Sr. juez Fernando González.

De mi mayor consideración:

Mi nombre es Froilán Pérez Gutiérrez, tengo veinte años y vivo en Sevilla, en mi niñez vivía con mis padres en un barrio muy pobre llamado “La Villa 31”, por eso a todos los que vivimos allí nos pusieron de apodo “los villeros”. Esta carta tiene un motivo muy especial, pero antes quiero describirle mi situación en el pasado y en la actualidad, para que usted Su Señoría pueda comprender mi petición.


Cuando tenía cinco años mis padres fueron condenados a prisión con una pena de veinte años por haber cometido varios delitos, en especial el robo a mercados y atracos con arma blanca a peatones. Debido a esto me encontré solitario con tan corta edad a cargo de un tío que por razones económicas vivía en la calle, en medio de una terrible pobreza, fué con el con quien aprendí a pedir limosna y a robar. Esta situación soportada durante tantos años, me enseñó posteriormente a darle valor a todo los acontecimientos positivos que me sucedieron después.

De esa época tengo muchas anécdotas que recordar. Una de ellas fue cuando un día entré en un mercado y como tenía hambre, me acerqué al frigorífico y tomé todo lo que pude comer, pero no pensé que me estaban mirando a través de las cámaras de vigilancia del comercio y cuando salía muy contento por estar saciado, me cogieron en la puerta y en lugar de llamar a la policía, como castigo me hicieron limpiar el suelo del mercado con una bayeta de rodillas y finalmente sucedió algo bueno porque me regalaron al terminar una caja grande con dulces 
y chocolates.

En otra ocasión, también en supermercado, para ayudar a mi gente de la Villa 31 que también estaban pasando necesidades, cogí cartones de leche y yogures, los coloqué en mi mochila y me marché de allí rápidamente, contento por no haber tenido esta vez ninguna dificultad, luego me dediqué a repartir lo robado entre los niños de la Villa, pero con las prisas no reparé en que la mercadería estaba caducada, porque el supermercado la había apartado para devolverla, los niños al probarla pusieron cara de asco y tuve que salir corriendo de allí 
porque me querían pegar.
Mi tío trató de explicarles el error y todo yo lo había hecho con la mejor intención, así que finalmente me perdonaron pero por no iban a aceptarme ninguna otra cosa que quisiera darles y me pidieron que no robara más por ellos porque correría mucho peligro.
 
Como se imaginará no fui a la escuela y aprendí a leer y escribir después de los quince años gracias a la ayuda que recibí de un sacerdote que al verme tan abandonado me alimentó y me enseñó a ser una buena persona para que no sufriera el mismo destino que mis padres. Cuando fui mayor de edad me buscó trabajo en un taller mecánico cuyo dueño Felipe Domínguez García es una de las personas que me indicó normas de conducta que siempre tendré en cuenta. 
 
Comencé allí limpiando los repuestos de los motores de los automóviles con gasoil lo que me traía mucha alergia, pero entre estornudos aprendí a reparar vehículos de todas clases.

Tuve mis primeros pagos por mis trabajos y así entonces pude alquilar mi primera habitación y dejar de vivir en la calle y por primera vez dejaron de  llamarme “villero”

Mi querido jefe Felipe falleció por un ataque cardíaco mientras trabajaba. Mi dolor fue inmenso y aún hoy no tengo consuelo y cada día lo valoro y lo echo mucho en falta. Me dejó una gran sorpresa pues como él no tenía hijos me hizo heredero del taller.

Me costó mucho mantener el taller por honor a Don Felipe, imaginando el orgullo que él tendría al ver que su taller progresa. Con el paso del tiempo esta situación favorable me permitió comprar una casa en la que vivir con la familia que posteriormente formé porque hace un año conocí a una joven de mi misma edad llamada Sofía Reyes Cabrera con la que actualmente convivo. Este año quedó embarazada y espero mi primer hijo con mucha ilusión. Me he jurado que no permitiré que nunca pase por las penurias que me tocaron vivir.
 
Nos vamos a casar muy pronto porque nos queremos mucho y tenemos una relación muy estable.

Los padres de Sofía, Don José Antonio Reyes Díaz y Doña Sofía Cabrera Rodríguez están de acuerdo en que se celebre la boda, a pesar de que conocen mi pasado y el de mis padres.
Por todo lo que le he manifestado, quiero solicitarle a Su Señoría que conceda la libertad condicional de mis padres ya que han cumplido el ochenta por ciento de su sentencia, teniendo en cuenta su buena conducta dentro de la prisión. Esta es una promesa que les hice cuando los visité el mes pasado, al ver la pena y el intenso sufrimiento que les causaría el no poder acompañarme en un momento tan importante en mi vida sumado al arrepentimiento que sienten por haber sido yo el que tuviera que sufrir las consecuencias de sus errores. 
 
Todo esto hace que me atreva a dirigirme a Usted para que comprenda el significado de la enorme ilusión que les daría poder asistir a mi boda y la pena que les causaría por tanto el no poder hacerlo.

Además, yo estoy en condiciones de asistirlos económicamente en el caso de que puedan recuperar su libertad definitiva y hacerme totalmente responsable de ellos.

Espero que esta carta llegue a sus manos y pueda valorar positivamente mi pedido.

Estoy desde ya muy agradecido de que Su Señoría haya tenido la paciencia de leer el contenido esta carta y espero ansiosamente su decisión y la aceptaré aunque la misma no sea favorable a mi pedido.

Sin más que manifestarle, lo saludo cordialmente, quedando a su entera disposición.

Froilán Pérez Gutiérrez

D.N.I . 18244044-T

domingo, 2 de febrero de 2014

Ejercicio 13 de la página 119

En este cruce hay muchas personas pasando por el paso de peatones para llegar a la acera de enfrente. La furgoneta blanca esta parada en el semáforo debido a que esta en rojo y no puede pasar. También podemos ver que estas lloviendo, ya que algunas personas llevan paraguas y otras llevan capucha. Las que no llevan paraguas van mas rápido que las que si llevan paraguas, debido a que se están mojando, por esa razón salen un poco difuminados en la imagen.